The Hellfreaks

Vamos un poco a la inversa y con el paso cambiado a la hora de nuestra habitual regularidad en publicaciones. Debería ser hoy, lunes, que Bernardo de Andrés os deleitase con su post habitual abriendo semana, pero acordamos que, debido a mi ‘falta’ del viernes, sea un servidor el que se encargue de inaugurar la primera semana de la época estival. Eso sí, como siempre es obligación en el párrafo prólogo, pues recordaros que hace exactamente una semana que Mr. B se trajo de Austin, Texas, a la all girl band DIE SPITZ, una de las grandes promesas en esto del garage punk, el grunge más corrosivo e incluso incursionando en el Nu Metal. Stay Tunned con estas CxS’s.

Para mi elección, en fin, que vuelvo a realizar un obligado rescate con la banda de Budapest (Hungria), THE HELLFREAKS, y su siempre arrolladora a la par que impactante CxS, SHAKEY SUE, acaban de sacar nuevo álbum y eso siempre se celebra en esta casa…

Afirmando venir en sus principios del mundo de los muertos, resucitan en el mundo real en la ciudad de Budapest, se ponen manos a la obra con un primerizo proyecto de Surf-Psychobilly en donde Shakey hace labores de vocalista y batería. No tarda nuestra protagonista en cansarse de las baquetas, desea más, quiere estar delante, dominar, y es en los albores de 2009 cuando nacen The Hellfreaks con nuevos componentes y una nueva dirección musical en la que el Punk Rock hace acto de presencia a pesar de que el Psychobilly es el estilo predominante y dominador. La Sue llama la atención allá donde va y allá donde se muestra por lo que se convierte en modelo alternativa comenzando muy apegada al Burlesque más Horror para ir evolucionando hacia una imagen con más cuero y menos maquillaje, en definitiva, más agresiva y Punk Goth.
 
A todo esto, con sus The Hellfreaks, ya saca un debut de auténtico escándalo, Hell, Sweet Hell (2010), que es la confirmación del viral primer videoclip que lanzan con su excelente single “Boogie Man”. Un disco que combina el roots Rockabilly con el Psychobilly más esquizoide y divertido a lo Reverend Horton Heat, Imelda May o Briant Setzer con sus Stray Cats con ‘gatos zombies’, ‘almas enfermas’ y ‘reinas de la escena Psycho’ en su bestiario temático particular que les permite salir de su Hungria natal para ser requeridos ya en Australia, UK, Alemania e incluso en la exigente escena Rockabilly de EEUU.
 
 
No tardan en dar continuidad a su debut con Circus Of Shame (2012) que les hace ampliar más su infernal circo de acólitos y demonoides, el punk (e infecciosas melodías poppies) empiezan a estar cada vez más presente, The Clash, The Damned,… aún así, ni su típico sonido Psycho, ni su cachonda imagen siniestrilla varían lo más mínimo a pesar de añadir sonoridades e intrumentación novedosas como esos acordeones en “Clow Alley”, “Godless Girl’s Fun” o en el popero “Circus Of Shame” y saxo en “All I Want”.
 
 
A partir de aquí vacío discográfico de cuatro años, Shakey Sue se replantea dar un giro evolutivo en el sonido de la banda, el punk le gana definitivamente la partida a todos los ‘Billys’ endureciendo su sonido y su pegada con nueva formación fichando a Bánhegyi Sue (guitar), Domján Gabi (bass) y Budai Béla (drums). Nace su último trabajo, Astoria (2016). El maquillaje vintage y goth punk han desaparecido, el contrabajo y la estética Horror también, no así las venenosas melodías punk pop que se saca la Sue en contraposición al aguerrido muro de guitarras hardcore punk y post hardcore, así como de una base rítmica frenética en la línea de unos Distillers o unos Brutus. Los zambombazos sónicos se suceden uno tras otro, “Burn The Horizon” (¡singelazo!), el tremebundo “Why Do You Talk” y el alternative punk de “Rope” demuestran fehacientemente que apuestan muy fuerte por su nuevo lavado de cara estilístico.
 
 
Cuatro años después de inaugurar su ‘nueva piel’ llegó en 2020 el cuarto trabajo de los húngaros titulado God On The Run que les hizo subir un peldaño más en su escalada hacia la popularidad pues se convierte en su disco más comercial (sin perder un ápice de pegada) y claramente más enfocado hacia el lucimiento melódico y vocal de Shakey Sue. Pero ¡OJO!, que nadie se lleve a engaño, no estamos ante un disco de baladitas o canciones ‘a capella’, ¡para nada!, el disco es vibrante de principio a fin lo que ocurre es que la voz de la Sue predomina a pesar de la muralla de sonido que la banda imprime por detrás. Me gustan muchos temas, pero destacaría el urgente y abrasivo  “Doldrum Dinasty”…
 
 
… así como sus temas más ‘diferentes’ utilizando bases electrónicas y techno en “Tabby” o esos con coraza y corazón metálicos caso de “Witches Heal” o “Clear Water”. En definitiva, fue un aplastante paso en firme que les abrió todavía más puertas para llegar a un público más numeroso y a un mercado más amplio sin perder credibilidad ni talento. Shakey Sue se encuentra más cómoda y segura que nunca, no quiere volver a los dominios traviesos de Baphomet-Billy, el vintage se acabó y su mirada está puesta en nuevas sonoridades y en ofrecer una imagen contemporánea en donde el Punk y el Metal irían de la mano. La banda no pudo defender en demasía el disco por la pandemia, pero eso nunca supuso un problema para la continuidad compositiva y de directo de la banda.
 
 

El compromiso evolutivo de Shakey es admirable y tres años después nos llega el quinto álbum de la banda titulado Pitch Black Sunset (2023). Lo apuntado en su disco predecesor aquí se convierte en columna vertebral, el punk y el post-hardcore practicamente desaparecen dejando tan sólo “Old Tomorrows” como aislado ejemplo de su reciente pasado. El tracklist ya no se nutre de Punk Metal sino de Metal Punk, la banda muta en un ente cabreadísimo y con guitarras pesadas y musculosas, su disco más oscuro de hecho, la Sue tira de alaridos e incluso guturales en muchos momentos y los arreglos con bases electrónicas se encuentran por todas partes, vamos, que la banda ha querido experimentar con el Metal Alternativo, incluso con incursiones en el Industrial acercándose a bandas como los In This Moment de Maria Brink o los Jinjer de Tatiana Shmaylyuk. Ahí tenemos, por la parte más trallera, pepinazos como “Hit Me Where It Hurts”, “Chaos”/”Pbss” o “Routless Soul Riot” donde la banda escupe toda su bilis con una Shakey desatando toda la furia del infierno con sus cuerdas vocales. “Weeping Willow” baja un poco la adrenalina y los niveles de odio en una composición de predominante electrónica cercana a Garbage… hasta que todo se ’embrutece’…, así como los tracks de inicio y final con “Sunrise” y “Sunset” mostrando la parte más Industrial como os comentaba. En conclusión, los húngaros comandados por la Sue vuelven a dar un puñetazo en la mesa, con un disco arriesgado, intensísimo y con una admirable intención evolutiva y de seguir mirando hacia delante. Se me hace corto incluso…

En ‘BOLA EXTRA’ las directrices de su dominación mundial…

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