The Amorettes

No me saldré demasiado de los parámetros fijados la semana pasada con los Piss River y, aunque el estilo dista mucho de ser es el mismo que el de Eva Kohl y sus Willow Child propuestos por Bernardo de Andrés el pasado lunes, el rock’n’roll más guitarrero e inmediato va a serguir primando, me lo pide el cuerpo, necesito tenerlo entrando por mis orejas, recorriendo mi piel con los escalofríos que me produce al sentir uno de sus riffs o punteos, sentir cómo me conmueve por enésima vez el alma y exorciza y embalsama los momentos de menos optimismo y bajones anímicos. Lo necesito, sin más.

¿Y quienes van a ser las encargadas de hacer de bálsamo terapéutico y curativo de malos rollos y estupideces varias?… pues ni más ni menos que unas de las Criaturas Salvajes más antiguas y longevas desde que CxS es CxS, las escocesas The Amorettes a las que Mr B descubrió aquel julio de 2016 convirtiéndose junto a la musa de este blog, Dorothy, en mis dos discos de aquel verano además de tener el honor de formar parte, mes y medio después, de aquel blog en pañales nacido para honrar a las mujeres de actitud rockera y rebelde con aquellos cinco post por redactor en los que nos autoimpusimos ser breves e ir al grano con el añadido visual de la ‘BOLA EXTRA’ (lo que hemos cambiado…). The Amorettes estuvieron entre aquellas cinco Criaturas iniciales que un servidor eligió y hoy vuelven por derecho propio con la publicación de su último disco…

Nacidas y gestadas en Escocia en 2009 por la bestia parda de Gill Montgomery (vocals, guitar) -que bien podría ser un híbrido entre Joan Jett y Suzi Quatro-, y las hermanas Heather y Hannah McKay, batería y bajo respectivamente se ponen las pilas en tiempo record grabando su primer album en 2010, Haulin’ Ass. No se hacen esperar los resultados empezando a grabar premios en su Escocia natal y a ser demandadas para abrir para gente tan importante como Sebastian Bach, Europe y los Black Star Riders haciéndose un nombre a tener en cuenta en Albión. Debido a su actividad de directo (y a su acojonante debut), su segundo disco tarda en llegar cinco años, Game On (2015), con las producción de Chris Tsangarides y explotando ya claramente a nivel europeo y participando en todo tipo de festivales, clubs, locales y allá donde se requiere de sus servicios abriendo para bandas de primera división como Black Stone Cherry, Ash, Thunder, Gun y Danko Jones entre otras.

Tan sólo un año después lo tienen claro, nuevo disco ¡y qué disco!. White Hot Heat (2015) fue con el que las descubrí y uno de los discos con el que pude sobrellevar la presión de la gran urbe barcelonesa en aquel verano de 2016. El trabajo está producido por Luke Morley (Thunder) y, junto con el mismísimo Ricky Warwick (The Almighty, Black Star Riders) colaboraron con ellas en tres temas para que veáis el tirón clarísimo que este trio de felinas posee componiendo uno de los himnos hard rockeros definitivos de esta década con “Let The Neighbours Call The Cops”…

El powertrio hardrocker se embarca de nuevo en varias giras destacando la que realizan con los Airbourne y Crobot y colocando la mitad de las canciones del disco en listas. Hay es nada!.

Pues bien, tan sólo dos años después ya tienen una nueva colección de canciones imbatible con Born To Break (2018) que va a hacer babear a todo amante del hard rock de ascendente ‘aussie’ y músculo anglosajón. Musicalmente, los doce temas del disco son un absoluta gozada sónica, moviéndose siempre entre referencias clásicas pero muy bien asimilidas pues en ningún momento caen en mimetismos e ‘impersonators’ facilones. Sí, hay mucho de AC/DC aquí, el disco apesta a Runaways/Suzi Quatro pero también a Def Leppard por momentos, incluso The Darkness podrían salir a la palestra, lo que sí tengo claro es que este disco, sin desmerecer en absoluto pelotazos de hard con mayúsculas como el inicial “Can You Feel The Fire” ardiente como el sólo, el ‘acedeciano’ “Everything I Learned – I Learned From Rock and Roll” y los vuela-cabezas “Born To Break” y “High On Your Energy”, es que este disco es menos sucio y crudo que su predecesor, suena algo más limpio, incluso se atreven con el powerpop como en “Whatever Gets You Through The Night” o juguetean sin esfuerzo con la Imelda May más rockera caso de “Hell or High Water” que me da a mí en la nariz que se ha convertido en todo un referente para Gill Montgomery porque encontraréis más guiños vocales vacilones en varios momentos del album.

Los temas vacilones también me encantan, y es que no puedo parar de menear pies y cabeza mientras os escribo estas líneas cuando devoro cortes como “Easy Tiger” o “Hello and Goodbye” (y más Imelda…) en donde no pueden ocultar su escondida faceta glammy y, oye!, por qué no decirlo, su faceta sensual y socarrona. Y debo parar, de verdad, debo hacerlo porque escribo esto ya de madrugada y estoy lleno de excitantes decibelios y estribillos saltarines que me van a dificultar sobremanera llegar a la fase REM, sólo concluir que Gill, Heather Y Hannah han vuelto a demostrar con su cuarto disco que ya son unas pesos pesados en la escena Hard mundial y que pueden ostentar la categoría de ‘headliners’ gracias a un excitante directo y un cancionero jodidamente imbatible.

Rockea la ‘BOLA EXTRA’!!!!!!!!!!!!!!!!!!…

  1. Es para enamorarse de las tres. Cuanto rock que tienen.
    Noto alguna influencia en los videoclps, como el primero con ese matrimonio llamando a la polícía, por ruidos. Me gustaría ser su vecino, ser uno de los invitados. Sabía que los policías iban a sumarse.

    En vivo suenan con todo.
    Gran hallazgo.

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